EL CRISTO DE LA LUZ DE FONDÓN. Un poco de su historia con motivo del 75 aniversario de la imagen actual

ORIGEN DEL NOMBRE EN FONDÓN

La primera referencia encontrada a la devoción a la Luz en Fondón no está relacionada con el Crucificado de nuestra parroquia. Se trata de las 13 misas de la luz que deja como una de sus numerosas mandas doña Elvira de Moya Lucas en su testamento de 3 de mayo de 1660. Las Misas de la Luz estaban relacionadas con los difuntos (Luz como resurrección) y con la Navidad (nacimiento de la Luz-Cristo).

No será hasta 1752 cuando encontremos al Cristo de nuestra Iglesia de Fondón bajo la advocación de la Luz. Es curiosamente una fuente extra eclesial. Se trata del Catastro del Marqués de la Ensenada, que en Fondón se llevó a cabo en el verano de 1752. Entre los propietarios y contribuyentes eclesiásticos aparece “El SSmo Christo de la Luz”.

Se nos abre ahora la que podemos calificar de apasionante tarea de intentar averiguar el origen de este nombre y porqué se le denominó de esta manera.

No parece que anteriormente se le hubiera denominado de una forma particular en concreto, de manera que a mediados del siglo XVIII, se le hubiera cambiado la advocación. La documentación estudiada así parece indicarlo.

No falta una explicación legendaria y popular, común a otros lugares. Algunos vecinos mayores de Fondón cuentan cómo un antiguo sacristán, una noche apagando las lámparas de la iglesia, al llegar a la del Cristo, y tras intentar varias veces sin conseguirlo que dejara de alumbrar, escuchó al Cristo que le decía que Luz era su nombre, y que no quería que le apagase la lámpara.

Sin embargo, nosotros creemos que la llegada de esta advocación para denominar al Crucificado de Fondón puede estar relacionada con la actividad que a mediados del siglo XVIII desplegó la Colegiata del Sacromonte para resurgir la tradición del Cristo de la Luz granadino, que permaneció escondido durante la dominación musulmana. Esta hipótesis está avalada en Fondón por la presencia en esos años de un canónigo del Sacromonte, relacionado familiarmente con una de las familias más poderosas económicamente e influyentes socialmente del momento en Fondón. Se trata de don Juan José Montoya, natural de Dalías, quien además falleció en Fondón, en casa de don Miguel de Yanguas, vecino muy ligado al culto y devoción al Cristo. El canónigo Montoya era también tío de las dos nueras de Yanguas. Así pues tendríamos al canónigo del Sacromonte, participando de la predicación de su Colegiata en el resurgir de la devoción al Cristo de la Luz granadino, e influyendo en la poderosa familia Yanguas, y principalmente en el patriarca, don Miguel.

AUGE DE LA DEVOCIÓN

Desaparecido ya don Miguel, el relevo en el aumento de la devoción al Santo Cristo de la Luz lo va liderar la obra del nuevo camarín que empieza a construirse en 1760. Esta obra supone un hito en la historia del Cristo en Fondón. Es una muestra más del desarrollo económico y social que experimenta la población durante el siglo XVIII fruto de la acumulación de rentas agrarias.

Pero si desde que se inicia la construcción del camarín, y una vez construido,  fueron muchos los devotos que en sus testamentos dejaron limosnas al Cristo, hay que pensar también que para planear y proponer semejante obra, la devoción tenía que estar ya muy afianzada entre numerosos vecinos. Así, pues, el camarín fue fruto de una devoción que ya era muy importante, y que sirvió para que ésta lo fuera todavía más con posterioridad.

Durante estos años, su construcción va a unir a los vecinos en un empeño como pocas veces otras cosas lo han logrado: no hay más que ver las numerosas mandas y donativos  tanto de vecinos individuales como del ayuntamiento.

Muy significativas son las palabras del concejo de 1763, cuando el 16 de noviembre hizo un donativo de 829 reales para las obras del camarín “para colocar en él la milagrosa ymagen del Santísimo Christo de la Luz que se venera en la iglesia parroquial de este lugar, para el que todos los conzejos  antecesores an aiudado con alguna limosna para la prosecución de su fabrica, e siendo acción tan bien hecha i tan del servizio de Dios, queriendo continuar este conzejo en la zitada devoción”.

Queremos destacar ahora en esta última cita la expresión “milagrosa ymagen” con la que esta fuente extra eclesial califica a la del Cristo de la Luz. ¿Se trata de una manera de justificar las libranzas? ¿O se refiere a algún suceso en los que los devotos vieran la intercesión de su Cristo? Si fuera así, sin duda podríamos poner ese acontecimiento milagroso en relación con la nueva construcción, a manera de agradecimiento, como un gran exvoto que el pueblo le ofrecía.

EL CRISTO DE LOS MINEROS

Desde el siglo XIX, con el “boom” minero que se vivió en Fondón, y en toda la Sierra de Gádor, va a existir una relación especial entre el Cristo de la Luz y los mineros. En la oscuridad de la mina, su referente era el Cristo que les daba su Luz. Aunque hemos visto ya que el nombre es anterior, no hay duda que la Luz es una devoción de mineros, comprensible y común a otras zonas geográficas. En Almería se explotaron diferentes minas con el nombre de la Luz, al menos, en Velefique, Bédar, Fiñana, Níjar y Fondón.

Muy significativa de esta unión Cristo de la Luz-mineros es la sociedad que durante la II República tuvieron los mineros de Fondón. Este sindicato de llamaba “Asociación La Unión de obreros de la industria extractiva”, desde su fundación en 1933. A partir del verano de 1936, y tras la destrucción del Cristo al comienzo de la Guerra Civil, la asociación pasó a llamarse “Unión y Luz”, ¿en recuerdo de la imagen del Cristo que acababan de ver desaparecer?

LAS IMÁGENES DEL CRISTO

Son dos las imágenes conocidas, y tres los lugares que han ocupado en el templo. Al menos desde 1620 la imagen más antigua y conocida se situaba en un lateral del altar mayor, en el lado del evangelio. Ahí se situó hasta que en la década de 1760 se trasladó, con su advocación de la Luz ya recibida, al nuevo camarín, donde permaneció hasta que el 29 de julio de 1936 fue quemado en la plaza de Fondón. Nada sabemos de la autoría de esta imagen.

En septiembre de 1939, unos meses después de acabada la Guerra Civil, ya se contaba con una nueva talla. Desgraciadamente también nos es desconocida su autoría, incluso hay diferentes versiones sobre la llegada de esta imagen al pueblo. Volvió a ocupar su lugar en el camarín, aunque durante unos 30 años, en los cuales este espacio estuvo cerrado, se le dio culto en la capilla de la pila del bautismo, a los pies del templo.

Joaquín Gaona Villegas. Secretario de la Hermandad de Las Angustias y Cristo de la Luz

Fondón, 24 de agosto de 2014, día del Santo Cristo de la Luz de Fondón. 75 aniversario de la imagen actual.

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RELACIÓN (INCOMPLETA) DE VECINOS MORISCOS DE FONDÓN. 1570.

Algunos vecinos de origen morisco que habitaban en Fondón, Benecid y Bezuaique, y que aparecen en el Libro de Repartimiento.

No hay constancia de que ninguno de ellos permaneciera después del otoño de 1570, cuando fueron expulsados a otras zonas de la Corona de Castilla.

EL FONDON

MARTIN ALHADID

ALONSO AGI

PAYCICE

CRISTÓBAL MOTABE

LUCHARÍ

GARCIA ALHABIA

GARCÍA HAJAN

RAFAEL ZUZAN

BOLCOCHA

LORENZO AJEN

MIGUEL EL GORRÍ

GARCIA FOCAX

EL ZAGUER

HERMANO DEL ZAGUER

BERNALDINO TAGUARÍ

GARCÍA LACHAMIMO

JUAN EL  GUARNEDÍ

RAFAEL GUARNEDÍ

CITRAGUA

EL CARFÍ

EL MICHAGUE

ALONSO MANZABÍ

MARTÍN MOHENDEZ

CORADO

MOCHÍA

MARTÍN EL GORRÍ

JUAN EL GUARNEDÍ (EL MOZO)

RAFAEL PARDÍ

GARCÍA JOAYDE

LUIS BERMEJO

LORENZO DARMÍ

RAFAEL EL ROCHE

ANDRÉS EL GUARNEDÍ

EL JANAH

LOS MOCHONES

LORENZO CASMAR

JUAN EL GELÍ

EL GELÍ (HIJO)

LORENZO RADAM

JUAN EL UNUTO

LUIS JORMIQUE

MIGUEL DE MAYAS (ALGUACIL DE FONDÓN)

GARCÍA JONAYZARA EL VIEJO

LUIS MORISCO

LORENZO JEHA

ALONSO RABEN

LORENZO PARCICE

MIGUEL LUCHARÍ

EL JORAIQUE

EL JEHA

ALONSO EL HADID

ALONSO EL HARONÍ

DIEGO EL PARDÍ

RAFAEL CAYAR

ANDRÉS EL ZUCADÍ

 

ABENZUETE

EL CHUCAICAN

 

BENIACID

MOAYNE ELVIEJO

EL MALAHE

SEBASTIAN HORAIZ

GARCÍA EL DARAQUE

LOS BUREYES

Joaquín Gaona Villegas

Fondón, 14 de junio de 2014

Con motivo de la Recreación histórica de las paces en Fondón y Fuente Victoria

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FONDONEROS ILUSTRES

El mayor patrimonio de un pueblo son sus hijos.

 Muchos han sido los fondoneros que han destacado en la literatura, en las artes, en la religión, en la política, en el conocimiento social en general. Por su trayectoria y discurrir vital han contribuido desde distintas perspectivas a engrandecer a nuestro pueblo. Los fondoneros de hoy queremos guardar memoria y reconocer el esfuerzo de quienes empezaron a construir el edificio de nuestra cultura y nuestra sociedad en el pasado.

El pintor Juan de Godoy-Cameros  1648-1716

El escultor Andrés de Carvajal y Campos 1709-1779

El escritor Juan Gabriel del Moral y Villalobos 1751-1827

El senador Joaquín Godoy Manrique 1786-1867

El senador Francisco Antonio Godoy Peralta 1787-1852

El historiador Padre Joaquín R. Amat Martín 1840-1907

El pintor Emiliano Godoy Godoy 1840-1912

El sindicalista Francisco Godoy Calvo 1863-1912

El sacerdote Francisco Campos González 1878-1962

El beato Fray Cecilio López O.H. 1901-1936

El beato Fray José María de la Dolorosa O.C.D. 1901-1936

El músico Rafael Barco Molina 1903-1995

El poeta Bernardo Martín del Rey 1906-1974

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SOBRE LAS IGLESIAS DE FONDÓN

 
LAS IGLESIAS DE FONDÓN Y SU TÉRMINO
 
 
   Tras la conquista cristiana, en 1500 se llevó a cabo el bautismo masivo de la población mudéjar de La Alpujarra y la consagración de las mezquitas en templos cristianos para las nuevas parroquias erigidas.  
   Este plan de iglesias parroquiales se manifiesta como el principal elemento en un programa de castellanización de carácter político-religioso, que adopta la técnica mudéjar, de herencia medieval y autóctona, para la construcción de los templos.
   En la Taha-vicaría de Andarax, a la que pertenecía Fondón, las parroquias fueron erigidas bajo la advocación de Santa María de la Encarnación, aunque la mayoría de ellas cambiaron de titular posteriormente al independizarse. Así San Andrés de Fondón fue en un principio, entorno a 1505, una iglesia aneja a Santa María de Codbaa (actual Fuente Victoria) independizándose posteriormente en un momento del siglo XVI, y San Juan de Benecid lo hizo en 1742. 
   Las antiguas mezquitas fueron siendo sustituidas por templos de nueva factura a partir de 1530. Sabemos que la iglesia-mezquita de Fondón debió arruinarse pronto, pues en 1527 y 1528 se decía misa en una casa alquilada a un morisco.   
   Entorno a 1550 se construyeron los templos de Fondón, Fuente Victoria y Benecid, perteneciendo cada una de ellas a los tres tipos de iglesias mudéjares más usuales en la zona, que van desde la sencilla planta de cajón de la iglesia de Benecid, pasando por la nave rectangular con capilla mayor diferenciada de Fuente Victoria, a la estructura más compleja con tres naves separadas por pilares rectangulares y capilla mayor adelantada de la de Fondón. En todas ellas la manifestación más representativa del arte mudéjar fueron las armaduras de madera, y que, rehechas tras los incendios de la rebelión de los moriscos en 1568, fueron sustituidas o cubiertas por bóvedas en siglos posteriores. 
   Centrándonos en San Andrés de Fondón, su aspecto original, y hasta la segunda mitad del siglo XVIII, debía ser muy parecido a la iglesia parroquial de San Juan Evangelista de Paterna del Río, finalizada en 1548: planta basilical dividida en tres naves mediante tres arcos formeros apeados en pilares, con coro alto a los pies, capilla mayor cuadrada diferenciada por arco toral y cabecera recta; aparejo basándose en rafas y cintas de ladrillo combinado con cajones de mampostería o tapial; y un sistema de armaduras compuesto por una de limas rectangular en la nave central, dos de colgadizo para las laterales y otra de limas cuadrada sobre la capilla mayor. Exteriormente, y adosada al templo por un lateral de la cabecera se situaba la torre.  
   Reformas conocidas de este periodo son la restauración tras el incendio de la rebelión de los moriscos entorno a 1575 y en la que trabajaron Juan Alonso, como carpintero, y el albañil Francisco Gutiérrez; la construcción en 1620 de una capilla para el Cristo en un lateral de la capilla mayor, y que es la actual del Beato Cecilio López; y obras importantes de mantenimiento en 1662. Todas ellas no modificaron esencialmente su aspecto.  
   En cuanto a sus ornatos no hay constancia de retablos y púlpito hasta los primeros años del siglo XVIII. Fueron, lógicamente, miembros de las familias oligárquicas como los Del Moral, Moya, Godoy, Ramírez, Campos, Yanguas, Casanova,… las que contribuyeron al embellecimiento del templo y de sus capillas e imágenes.  
   Fue  a partir de 1760 cuando se empezaron a acometer las transformaciones que le han dado al templo su aspecto actual. La primera fue la construcción del camarín del Cristo de la Luz en la cabecera del edificio modificando el sentido espacial, muy al gusto barroco, y en el que destacan las pinturas de su falsa cúpula, del importante pintor granadino Diego Sánchez Sarabia, y su tipología de “torre”, de escasos ejemplos en Andalucía Oriental.  
   La segunda gran transformación en la última década del siglo XVIII fue la ocultación de sus armaduras por bóvedas barrocas de yeso y cañizo. El arranque de las bóvedas, tanto en la nave central como en las laterales, se marca con una molduración de estuco con perfil de entablamento, que rodea todo el perímetro del templo, excepto en la capilla mayor, y sobre la que se articulan arcos fajones y lunetos. Los tres arcos formeros tuvieron que rebajarse, y se decoraron con una estrecha serie de molduras de estuco y un pequeño resalte en la clave, y sus pilares, con molduras que tratan de imitar al orden toscano. El último arco formero lo ocupó un amplio coro alto con dos tribunas, sobre un arco carpanel, decorados con estuco con motivos geométricos. En la tribuna del lado del evangelio se colocó en 1796 el órgano, obra de Tomás Pavón. La capilla mayor se cubrió con una bóveda vaída, decorada con molduras pareadas de estuco dispuestas de forma radial a partir de una estrella central.  
   La tercera transformación es la que ha dado al templo mayor personalidad. A finales también del XVIII se elevó un cuerpo la torre porque no se oían bien las campanas en todo el pueblo y su vega. El resultado fue una torre alta y esbelta que recuerda a las de Andalucía occidental, aunque sin ornamentación de cerámica vidriada. Sus distintos cuerpos se van retranqueando al ganar en altura, y destacan el cuerpo de sobrecampanas, de planta octogonal con pilastras toscanas que flanquean los vanos, y el chapitel de aguja piramidal que se recubre con escamas de pizarra.  
En la Guerra Civil se destruyó la mayor parte de su patrimonio histórico-artístico: Imágenes, retablos, cuadros, orfebrería,… Se conserva parte del órgano, el retablo de la Virgen de los Dolores, alguna pieza de orfebrería, y su archivo parroquial.  
   No debemos terminar sin destacar algunos aspectos muy importantes de otros edificios religiosos del término de Fondón. La iglesia de la Encarnación de Fuente Victoria se muestra como un ejemplo excepcional para conocer los distintos estilos de nuestra arquitectura religiosa, ya que, aunque con soluciones modestas, encontramos manifestaciones del mudéjar, gótico, renacimiento y barroco. Tampoco habría que dejar de ver los camarines barrocos del siglo XVIII de la ermita de la Virgen de las Angustias, y sobre todo, de la iglesia de San Juan de Benecid, tanto por sus pinturas como por su decoración de esgrafiado de formas geométricas y alguna figurativa en su fachada a la plaza.

 

      Joaquín Gaona Villegas.

       Fondón, Abril de 2000.

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El Camarín de la Iglesia Parroquial de San Andrés

 

EL CAMARÍN DEL SANTO CRISTO DE LA LUZ DE FONDÓN

 

El templo parroquial de San Andrés de Fondón comenzó a construirse en 1549, y para 1558 parece que ya estaba terminado. Se trata de un edificio mudéjar de tres naves con capilla mayor diferenciada. Sin embargo, su aspecto actual es fruto de las reformas barrocas de la segunda mitad del siglo XVIII, entre las que se encuentra el camarín del Santo Cristo de la Luz

Es una muestra del desarrollo económico y social que experimenta la población durante el siglo XVIII, fruto de la acumulación de rentas agrarias, y supone un hito en la historia de la devoción del Cristo de la Luz en Fondón, que ya era muy importante, y que sirvió para que ésta lo fuera todavía más con posterioridad.

El camarín se levanta sobre un pasadizo, adosado a la cabecera del templo, y dividido en tres espacios. Los laterales son de planta rectangular y presentan bóveda de medio cañón con lunetos, que apoya en arcos ciegos de medio punto en los lados menores. El espacio central, abierto a la capilla mayor con un arco de medio punto, es de planta cuadrada, y está articulado en altura mediante pilastras en los ángulos que acaban en una cornisa. Sobre las pilastras descargan arcos de medio punto, y se cubre con una cúpula sobre pechinas y tambor, y rematada con una linterna. Esta división de la planta en tres espacios podemos entenderla como una simplificación económica de otros camarines más complejos, aunque tampoco faltan modelos que siguen esta misma distribución. Al camarín se accede por una escalera que comunica por el lado del evangelio, con la antigua sacristía, en los bajos de la torre. La iluminación se hace a través de la linterna, los cuatro óculos de la cúpula y las dos ventanas y la puerta en los laterales; ignoramos si en el espacio central y tras la imagen existió otro ventanal, ya que actualmente hay una edificación adosada con posterioridad a la construcción del camarín.

Exteriormente sobresale por encima de la nave principal de la iglesia, por lo que podemos considerarlo del tipo camarín-torre, y presenta una decoración con revestimiento de ladrillos y sillares fingidos.

Su interior se encuentra decorado con pinturas murales: cúpula, tambor, pechinas y paredes, combinándose motivos figurativos con otros meramente decorativos.

En la cúpula, con la técnica al óleo, se representa la bóveda celeste. Destaca la Santísima Trinidad: el Padre Eterno, anciano vestido de blanco, sostiene el desnudo cuerpo de Cristo; sobre ellos, el Espíritu Santo en forma de paloma. Esta iconografía recuerda el tema de Cristo mediador entre Dios y los hombres, que ofrece al Padre su Pasión. También aparece en lugar principal la Asunción de la Virgen. Estas dos escenas están rodeadas de ángeles mancebos en adoración. No faltan angelillos rodeados de nubes ni querubines. Opuestos a la Santísima Trinidad aparecen más ángeles mancebos portando atributos de la Pasión.

En el tambor las pinturas representan imitaciones de mármoles verdes y guirnaldas doradas.

En las pechinas, las pinturas, relacionadas temáticamente con las de la cúpula, muestran angelillos con los símbolos del martirio de Cristo.

El resto de decoración pictórica es una imitación de mármoles verdes, blancos, rojos, azules y ocres, dibujando formas geométricas que potencian la arquitectura, con una técnica al temple y mixta temple-óleo. Además sobre cada abertura del camarín se coloca una decoración de cortinajes.

Aparte de esta decoración mural, existieron hasta que fueron destruidas en la Guerra Civil, pinturas de caballete cubriendo completamente las paredes, y cuya temática representaba pasajes de la Pasión, Resurrección y Ascensión de Cristo, los cuatro Evangelistas, y la Fe, entre otros.

El camarín se construyó a instancias de los vecinos y de los cabildos eclesiástico y municipal. La obra arquitectónica, iniciada en 1760, se puede atribuir al maestro mayor de obras de fábrica de las iglesias parroquiales del arzobispado de Granada, Juan José Fernández Bravo. En cuanto a la autoría de las pinturas, realizadas entre 1778 y 1779, se sabe que su autor fue Diego Sánchez Sarabia, siendo ésta su última obra, ya que falleció en Fondón mientras terminaba su trabajo.

Como paralelismos podemos señalar, en cuanto a la arquitectura el camarín de la ermita de la Virgen de Gádor, en Berja, y para las pinturas, la basílica de San Juan de Dios de Granada.

 

JOAQUÍN GAONA VILLEGAS

Marzo 2007

 

Publicado en "El Barroco en Andalucía. Jornadas Europeas de Patrimonio 2007". Editado por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, octubre 2007.

 

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Geología de Fondón

 
 

                                                                            GEOLOGÍA DE FONDÓN

 

            Fondón se encuentra en lo que se llaman Zonas Internas de las Cordilleras Béticas, concretamente en Los Mantos Alpujárrides.

            Geológicamente podemos distinguir tres zonas aunque con diferencias dentro de cada una de ellas.

            ZONA 1: Situada entre Sierra de Gádor y Sierra Nevada. Corresponde a dos tipos de materiales que son:

A)     Rellenos de rocas procedentes de torrentes de Sierra Nevada y Sierra de Gádor, que se encuentran cementados y en posición casi horizontal y con edad aproximada de unos 1,7 millones de años (m.a.) . Estos materiales son lo que se conoce como “lastra”; sobre ellos se asientan los pueblos de Fondón, Fuente Victoria y Benecid (en parte).

B)     Rellenos de ríos y ramblas con una edad de menos de 1 millón de años, que corresponden al río Andarax y a la rambla de Benecid esencialmente.

ZONA 2 Corresponde a los materiales de Sierra de Gádor y de Sierra Nevada y que pertenecen esencialmente a los Mantos Alpujárrides y dan lugar a materiales muy parecidos en ambas sierras aunque podemos diferenciar lo siguiente:

A)     Sierra de Gádor. Es la base sobre la que se asienta la “lastra” de Fondón y de Fuente Victoria. Los materiales son intercalaciones de calizas y dolomías con filitas (launa) de edad unos 200 m.a. En los alrededores del refugio de la Parra se pueden encontrar fósiles de lamelibranquios (almejas) incrustados en las calizas.

B)     Sierra Nevada. Es la base sobre la que se asienta Benecid. Su litología es más variada, pudiendo encontrar cuarcitas, yesos, calcosquistos, filitas y calizas. En los alrededores de Benecid encontramos materiales detríticos con cantos de cuarcitas más o menos cementados. En las partes más altas de Sierra Nevada en el municipio de Fondón se encuentran micasquistos de edad Paleozoica (230 a 570 m.a.) que corresponden a los Mantos Nevado-Filábrides.

Zona 3: Corresponde al este de Fondón, a partir del puente del “Vao” y al este de Benecid. En esta zona aparecen algunos materiales como conglomerados, margas, limos de edad terciaria (unos 30 m.a.). Estos materiales aparecen en el Cerro del Cristo, alrededores del Cortijo de las Paces y en el Cortijo de la Granadina. También se ve un tramo (entre la carretera y la rambla) de micasquistos y cuarcitas de edad Paleozoica.

TIPOS DE ROCAS: En el municipio de Fondón abundan las rocas de tipo metamórfico (han sufrido altas temperaturas y presiones) que corresponden a Sierra de Gádor y a Sierra Nevada. En la zona del valle y un poco al este, los materiales son sedimentarios.

HISTORIA GEOLÓGICA: Hace unos 200 m.a. nos encontramos en un mar poco profundo (menos de 100 m.) con abundancia de islas y un clima cálido. En estas condiciones se depositaron las calizas y las arcillas que darían lugar a Sierra Nevada y a Sierra de Gádor y por diversos procesos (lagunas con ambiente reductor) en las zonas menos profundas de todas se depositaron yesos y fluorita (mineral de fluor y calcio).

Cuando se levantaron las sierras se terminarían de formar el resto de yacimientos minerales de la zona (sobre todo de plomo).

Con Sierra Nevada levantada casi del todo y Sierra de Gádor empezando a levantarse, existía un brazo de mar, debido a la transgresión marina del Tortoniense (hace unos 6 m.a.) , que correspondía casi a lo que hoy es el río Andarax. En esa época se depositaron los materiales del entorno del Cortijo de las Paces.

Por último, y  en un ambiente continental (ya no hay mar) y con algunas lagunas de agua dulce, los ríos y sus deltas dan lugar al depósito de los materiales de la Granadina y del Cerro del Cristo.

Ya en época relativamente reciente ocurrió el depósito de la “lastra” y las arenas del río Andarax y de las ramblas.

En el Mioceno superior – Plioceno, ocurre una reactivación tectónica que da lugar a un rejuvenecimiento del paisaje y a la formación de diversas fracturas, muchas de las cuales se va a ver fosilizadas por materiales detríticos (“lastra”) y otras son aun visibles en los alrededores de Benecid y concretamente en el cerro llamado “La Quebrá”.

Posteriormente a las últimas glaciaciones (hace unos 10.000 años) la red fluvial sufre un encajonamiento y se producen algunas terrazas fluviales en el río Andarax.

 

Miguel A. Martos

26 de febrero de 2003

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El Molino Calores

 
 

MEMORIA HISTÓRICA DEL MOLINO

DEL CAPITÁN SOTOMAYOR,

ALTO, DE RAFAEL GODOY,

 DE JUAN CALORES

 

Joaquín Gaona Villegas

18 de septiembre de 2002

 

En la margen izquierda del río Andarax y muy cerca de él, al pié de Sierra Nevada, en la Acequia del Molino Alto, se encuentra este molino conocido hoy como de Juan Calores.

Su historia se remonta al menos al siglo XVI, a época morisca. En la primavera de 1572 era uno de los 4 molinos, todos propiedad de moriscos, que los apeadores Gabriel de Castro, Alonso Escalona, Juan Bravo y Cristóbal Bravo informan al Licenciado Alonso de Frías, Alcalde Mayor de La Alpujarra, que existían en Fondón. Dos se encontraban hundidos y otro en pié, pero sin maquinaria para funcionar. Este que nos ocupa era el único en funcionamiento cuando llegaron los repobladores en el verano de 1572, y muy pronto aparece en la documentación como propiedad del Capitán Antonio de Sotomayor, de quien tomó su nombre, principal propietario tras la Repoblación. No deja de ser extraño, ya que los molinos eran parte de las regalías que la corona se reservó para sí, por su importancia, aunque luego, en 1588, los traspasara a los concejos como bienes de propios. Con el abandono de la población de Sotomayor, probablemente se hizo efectivo el traspaso al concejo.

Un solo molino debió ser insuficiente para la nueva población, pues a comienzos del siglo XVII ya existía otro, el conocido actualmente como de la Umbría o del Vado. Entonces se denominaban Alto, el que nos ocupa, y Bajo, el actual de la Umbría.

En 1618 el concejo de Fondón arrienda ambos molinos, como bienes de propios, a Juan Jiménez, maestro molinero, durante 4 años por un total de 12 ducados.

El mantenimiento de estos edificios era caro y difícil, y muchos fueron pasando a manos privadas con el consentimiento de los concejos, que se desentendían de ellos.

Así debió pasar con este molino. A mediados del siglo XVII ambos molinos formaban parte de los bienes que el beneficiado de Presidio de Andarax (actual Fuente Victoria)  Don Pedro Fernández de Mayor, aporta para la fundación de una capellanía, en la que se mantuvo hasta el siglo XIX.

 De  1704 son las siguientes noticias conocidas. El patrono de la capellanía, Don Andrés de Palomares, contrata al cantero Lorenzo Valverde, vecino de Fondón, para arreglar el Molino Alto.

En el Catastro de Ensenada, en 1752, aparece como parte del patronato que goza Don José López de Mayor, presbítero vecino de Laujar. Se nos informa además que es de una parada, está pertrechado y corriente y por 2/3 partes de sus maquilas, anualmente renta 533 reales y 11 maravedíes.

Curiosamente, entre los bienes de propios de Fondón, también se hace mención a los dos molinos, de los que cobraba sus censos. Con seguridad, es reflejo del famoso “Pleito de los molinos” que por aquellos años estaba abierto y que hizo revisar la situación jurídica de estas instalaciones en La Alpujarra, ante los excesos cometidos en su privatización.

A partir de la segunda mitad del siglo XVIII se produce un auge molinero: llegó a haber en Fondón hasta siete de estos ingenios hidráulicos, y otros proyectos que no llegaron a construirse. Hay un importante cambio tecnológico que permite aprovechar menores caudales de agua, y las antiguas instalaciones adosan un segundo cubo que diferencia la molturación de los piensos de la del trigo. También fue en esta época cuando se amplían al adosarle corral y habitación de residencia.

Todos estos cambios podemos observarlos también en el molino que estudiamos. En el arrendamiento que en 1827 hace Gabriel Valero, vecino de Fondón, de los dos molinos del patronato que por entonces poseía Don José Murillo y López de Mayor, presbítero vecino de Paterna del Río, nos aparece ya con dos piedras, una basta y otra blanca, siendo esta última de Valero, quien paga también por el espacio que ocupa su piedra.

            En 1848, el presbítero Don Bernardo Morales, vecino de Laujar, como uno de los herederos de Don José Murillo, vende su mitad del molino a Don Francisco Godoy del Moral, vecino de Fondón. Empezó a formar parte del patrimonio de la familia Godoy, quien lo poseyó hasta finales del siglo XX, que pasa a sus propietarios actuales.

            Dejó de moler en 1977.

 

            En una publicación del Instituto de Estudios Almerienses podemos leer en la página 114:          

            “De todos los que actualmente se conocen en Fondón es, con mucha diferencia, el que mejor estado de conservación presenta, dado que, en el momento de la visita de campo aún era habitado de manera regular. Esta circunstancia, junto con la cercanía del camping a la orilla fluvial, la proximidad del núcleo urbano de Fondón y la facilidad de acceso a pié o en vehículo, nos inclinan a recomendar la conveniencia de su conservación, a través del apoyo económico a sus propietarios que les permita mantener y rehabilitar el edificio y los elementos fundamentales del molino, estableciendo demostraciones prácticas y horario de visitas concertadas y reguladas, de cara al incipiente turismo rural de la zona de la Alpujarra almeriense y con fines didáctico-recreativos.”

 

Lorenzo Cara, José L. García, José D. Lentisco, Domingo Ortiz

Los Molinos Hidráulicos Tradicionales de La Alpujarra (Almería)

Almería 1999

 

 

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De la carretera nueva

 
 

CON MOTIVO DE LA NUEVA CARRETERA

 

 

Tradicionalmente las comunicaciones en nuestra comarca han sido dificilísimas. El relieve montañoso ha hecho que, todavía en la actualidad, La Alpujarra sea sinónimo de aislamiento, tópico que, poco a poco, y gracias a obras como la de la nueva carretera va desapareciendo. Polémicas a parte sobre la idoneidad de su ejecución y trazado, una mejora en las comunicaciones suele llevar aparejado ilusiones y esperanzas de una mejora en la economía y en la calidad de vida de los vecinos. Y así nos lo dice la Historia.

Hasta el siglo XVIII el cauce del río Andarax era la arteria principal de comunicación entre las poblaciones de su valle. A ella afluían pequeñas veredas y complicados caminos que presentaban interminables cuestas en muy mal estado que permitían mantener precarias relaciones comerciales entre los pueblos. El tráfico interior se adaptaba a esta situación de parvedad, pero sin duda, sufría estrangulamientos que mermaban las posibilidades de crecimiento de la zona. Las necesarias inversiones para rehacer caminos y construir obras de fábrica debían venir necesariamente de las administraciones locales, bien por ingresos de propios, bien por jornales que echaban los vecinos,  ya que el estado poco o nada invertía en obras públicas. Apenas existían unos pequeños puentes para salvar el río o las ramblas más importantes.

De esta manera se puede pensar que los viajes eran escasos. Pero no era así: las idas y venidas de comerciantes y vecinos desde y hacia Ugíjar, Berja, Adra, Almería Granada, e incluso Madrid no eran del todo extrañas. Incluso hemos documentado la peregrinación a Roma de fondoneros a comienzos de 1700.

Ya en las últimas décadas del siglo XVIII, toda la comarca de la Alpujarra comenzaría a notar los efectos de una actividad económica en claro crecimiento: los beneficios de las minas de plomo de la zona y la implantación de fundiciones del citado metal. El cambio de siglo centraría gran parte de esa actividad en los establecimientos reales de Presidio -actual Fuente Victoria- y Alcora -junto a Canjáyar- haciendo necesaria la habilitación de caminos carreteros para canalizar los flujos exportadores y reducir los costes de transporte.

Nace así una vía alternativa al camino tradicional junto a la rambla. Esta vía serpenteaba por las estribaciones norte de la sierra de Gádor desde Fondón, por el antiguo camino real de Bogaraya, hasta Instinción, y obviaba el paso por Padules, Almócita, Beires o Canjáyar.

Esta ruta minera contaba con pequeños puentes como el de la rambla de Cacín, que todavía existe,  o  el de la rambla de Juan Campos, construido en 1805, destruido por la “nube” de Santa Rosa de 1871, y cuyos arranques podemos ver todavía junto al que se construyó en 1889.

La Diputación Provincial, creada en 1833, crea una jefatura provincial de obras públicas y caminos vecinales. A partir de 1860, la Diputación inicia estudios de construcción de un camino provincial que desde Fondón a Gádor, pusiera en comunicación a todos los pueblos del río y facilitara los intercambios de personas y mercancías. El propio ministerio de Fomento, contempla en los planes de carreteras aprobados en 1860 y 1864 la construcción de una carretera de tercer orden que siga este trazado más favorecedor para todos los pueblos del valle. No obstante, hasta final del siglo XIX, esta vía seguirá contemplada en los planes provinciales con la denominación de carretera de Alhama a Laujar, por Íllar y Fondón, estando catalogada por la jefatura de obras y camino vecinales de provincia como la "segunda en importancia de toda la provincia". Las obras comenzaron en 1872 hacia Laujar, y se terminaron en 1889, pero hacia Canjáyar no comenzarían hasta 1903, para terminarse con el Puente del Vao en 1931.

Las características de estas carreteras de macadán que, a pesar de su nombre, no pasaban de ser simples caminos bacheados y polvorientos, estaban aún lejos del moderno concepto de asfalto. La técnica básicamente consistía en la realización de camino alineado, con el firme comprimido mecánicamente en dos capas de piedra gruesa, con la superposición de capa fina de grava, llamada recebo. El asfalto no llegaría hasta los años 60. Y  ahora, en 2003, un nuevo trazado más rápido y seguro.

 

 

 

 

 

Joaquín Gaona Villegas

1 de agosto de 2003

Publicado en el programa de fiestas de Fondón del año 2003 

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La balsa de la Acequia del Lugar

 
 

LA BALSA DEL LUGAR

 

A comienzos del siglo XVIII, junto con la reconstrucción del pósito y el ensanche de la nueva plaza, las obras de la balsa suponen el gran hito constructivo del concejo de Fondón en aquellos años. Por coincidir en el tiempo, sin duda alguna fue la causa del retraso en las obras del pósito y de la plaza. Es fácil pensar que la elección por esta obra pudo deberse a los intereses de los oligarcas, más preocupados en mejorar la productividad de sus haciendas, que en salvaguardar el trigo del común.

La primera noticia la tenemos en 1703, cuando se tomaron votos en cabildo abierto para ver la necesidad de hacer una balsa en la acequia del lugar, y cómo financiarla: “se a reconozido que la acequia deste lugar ace mucha falta para el riego de dha azequia  el azer una balsa donde se recoja el agua para que aviendo mas abundancia se riegue mas”. Acudieron 34 vecinos. Se acordó se pagase a medias entre los hacendados y las sobras de diezmos[1]. ¿Por qué la intervención del concejo en su financiación, cuando muchos vecinos no se beneficiarían en nada de la construcción de la nueva balsa? ¿Acaso sería una maniobra de los principales hacendados para contribuir ellos menos? ¿O una exigencia por ser ellos precisamente los mayores contribuyentes a la “mata común” o fondos municipales?   El 20 de diciembre ya se había trabajado en “el joyo para la balsa que se esta aziendo  en el Juego mojon”. Se nombró por comisario de la obra a Juan del Moral Nadal, alcalde, el 22 de diciembre. Los siguientes cabildos lo confirmaron en esta comisaría. Desde este momento se sucedieron muchas libranzas para atender a la obra; colaboró aportando hombres y ofreciendo el pago como limosna la cofradía del Santísimo Sacramento. Tras año y medio de obras se dio por terminada[2] la construcción por el maestro alarife Manuel González el 12 de junio de 1705. Las medidas y características eran: ”por dentro toda enluzida y con suelo de ormigon; y dha balsa se quedo de ondo tres baras y para bajar zinco escalones, y de ancho por la parte de el Lebante beinte y una baras y quarta y por el poniente beinte baras y tres cuartas, y por el medio dia treinta y una baras, y por la parte de el norte beinte y zinco baras que tiene de buelo dha balsa nobenta y ocho baras; y con el Buzon para el desague de ella por medio de el lienzo de el norte con su aposento para guarda de dho buzon; y para que conste dha obra que los lienzos de ella son de ormigón pisado y ripios se mando anotar en este libro”.

Además de mejorar los riegos en determinadas haciendas, se amplía el regadío a otros pagos. Antes de concluir las obras, se celebró un cabildo para abrir acequia para el riego de Las Piletas: “Al haberse hecho la balsa que recoge el agua de la Fuente de La Parra, y para que desde dicha balsa se pueda regar el pago que se llama de Las Piletas, es necesario se innove acequia por hacienda de algunos vecinos, para que se sea con el menor perjuicio que se pueda”. Se nombró a Juan del Moral y Alonso Baides, personas de ciencia y conciencia, para que vieran y reconocieran y señalaran el sitio por donde se podría abrir dicha acequia, y se tasase los posibles daños a los dueños de las haciendas.[3]

El mantenimiento de la balsa parece que corrió a cuenta del concejo: Libranza de 75 reales para componer la casilla y buzones de la balsa[4]. Otros gastos fijos que ocasionó la nueva construcción eran los de acequiero y cuidador de la balsa.

      Como parte de su preocupación por su mantenimiento y uso, el concejo muestra su interés  por la salubridad y los problemas que al abasto de agua a los aljibes ocasionaba la nueva balsa. En 1703 se prohíbe que se lave en las pilas de los aljibes[5]; en 1704 se libraron 80 reales al ministro Pedro de Campos, por el trabajo y administración que había tenido en la acequia del lugar y de ir a quitar y echar el agua a la Fuente de Amador para los aljibes[6], y que no era la misma que para el llenado de la balsa, al ser menor su recorrido desde los manantiales de la sierra. En el mismo año, por haberse construido otra acequia para que entrara el agua en la balsa, y esta nueva acequia era más alta que la que estaba para la servidumbre de las dichas haciendas, y dado que desde la una a la otra existía un pedazo de tierra realenga y de Juan del Moral-Nadal, y que ningún vecino había trabajado por grave perjuicio que se pudiera ocasionar a la limpieza del agua que va a los aljibes y las otras haciendas, se prohibió que se hiciera bajo multa de 18 reales, y se fijó edicto anunciándolo[7]. Pero tres años después, en 1707, a pesar de la prohibición, diferentes vecinos se quejaban de que el agua del aljibe alto se enturbiaba porque “riegan en las aciendas que estan junto a la valsa de Juego mojón por sacar la acequia de su madre principal”. Se requirió a Gabriel Martín-Muñoz, Juan de Campos el menor, Alonso Ramírez y Mariana Guillén, dueños de dichas haciendas, para que hicieran un pedazo de dicha acequia que salía de la balsa por encima de lo arbolado de sus haciendas[8].

      Como se puede ver, el entorno de la balsa muy pronto se convirtió en regadío, e incluso hoy día, hay parcelas de riego por encima de ella. Su entorno actual es de una exhuberancia en la que destacan una gran encina y numerosos álamos, pudiendo convertirse, una vez acondicionado, en un magnífico mirador y zona de esparcimiento. Por otra parte, y tras la construcción de la nueva carretera, el antiguo e histórico camino que subía desde el pueblo, pasaba por la ermita de San Antonio, continuaba hacia el molino de la balsa, (construido a mediados del siglo XVIII, y transformado hace unos 50 años en lavadero), y que continuaba hacia los secanos y las minas de la Sierra de Gádor, está prácticamente anulado, y urge el arreglo del acceso a la balsa, hoy día en mal estado, lugar muy frecuentado por vecinos, en su mayoría de avanzada edad, que acuden a abrir y cerrar la balsa para regar sus huertos.

 

 

 

Joaquín Gaona Villegas

 

Fondón, a 12 de junio de 2006


[1] Archivo Municipal de Fondón, Acta Capitular de (en adelante A.M.F., A.C.) 1703, 20 noviembre.

 

[2] A.M.F., A.C. 1705, 11 julio.

[3] A.M.F., A.C. 1704, 30 junio.

 

[4] A.M.F., A.C. 1725, 17 diciembre.

 

[5] A.M.F., A.C. 1703, 17 enero.

 

[6] A.M.F., A.C. 1704, 10 octubre.

 

[7] A.M.F., A.C. 1704, 30 junio.

 

[8] A.M.F., A.C. 1707, 10 julio.

 

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Una de historia ecológica

 
 

CAMBIO MEDIOAMBIENTAL

Y

CAMBIO DE MENTALIDADES

 

 

Claramente en Madoz se describe una deforestación general de la provincia de Almería. Contrastando esta fuente con otras de la época podemos comprobar que no se exagera: por ejemplo, la descripción que Charles Didier hace en 1836 en su viaje por La Alpujarra, abunda en términos como “ni un bosque, ni una pradera”, “aridez total”, “estéril”, “horriblemente desnuda”, aplicados a la Sierra de Gádor. Las causas que el suizo añade son las mismas que la mayoría de los informantes de Madoz: la explotación minera terminaba no sólo con la madera, sino también con las zarzas y las hierbas, ya que “sirven a este uso y bastan a la fusión del alcohol y del alquifol”.

Menos de un siglo antes la situación era bastante diferente, según el catastro de Ensenada. La presión ejercida sobre la masa forestal, que empezaba a ser importante por el crecimiento demográfico, hizo que se produjeran numerosas rozas, probablemente de dominio público, para cultivos, privatizándose, pero ni mucho menos, pensamos, como la que luego sufrió el monte por la minería en general y las fundiciones mineras, en particular.

En todo este proceso nos sorprende el cambio de mentalidad que se produce en la sociedad y en los concejos, prácticamente en la misma generación.

 Anteriormente al “boom” minero, los concejos, y los ciudadanos en general, mostraban gran preocupación por la conservación del monte, preocupación que arranca en nuestra zona al menos desde la repoblación filipina, cuando los nuevos pobladores tenían problemas incluso con la limpia de acequias y ribazos en sus haciendas, e incluso en el siglo XVIII, había que pedir permiso para cortar un árbol, o justificar la causa de la desaparición o caída de otro, y se pedía a los pastores que denunciasen a los incendiarios. Abundando en lo mismo,  los nuevos concejos en el mismísimo siglo XIX, entre las normas de los Edictos de Buen Gobierno que dictaban al comenzar su legislatura, estaban las de conservación del monte, la obligación de plantar tres árboles por cada uno cortado, y la de plantar junto a los caminos para prevenir la erosión.

Veamos casos concretos. Según el Catastro de Ensenada, en Fondón había casi 16.000 encinas. En 1837 el concejo subasta por 4112 reales casi 1.000 pies de encinas. La justificación era la equipación y armamento de la Milicia Nacional. Era una necesidad financiera relacionada, probablemente con el problema carlista. Pero sin duda la presión de los propietarios y fundidores mineros tuvo algo que ver en esta decisión del concejo para recaudar dinero, olvidando la tradicional preocupación “conservacionista”: la subasta se remató a Francisco Antonio Godoy Peralta, el principal propietario del momento.

Otro ejemplo en el cambio de mentalidad lo tenemos con el agua necesaria para la explotación minera. En 1725 y 1726 el concejo de Fondón pleitea contra Juan y Marcos Pérez, por abandonar la Casa Real de Las Plomeras y desplazarse al Barranco Dornajuelo “estropeando sus fuentes y haciendo charcas para lavar tierras, enturbiándola y poniendo en peligro ganados, árboles y abasto humano, además de ser poca su agua”. La minería era todavía una actividad minoritaria, y había que preservar, no sólo la salud, sino la escasez de agua (estas fuentes eran las que abastecían los dos aljibes del pueblo y a la Acequia del Lugar) y los intereses económicos: agricultura y ganadería. Con el cambio de interés económico, en 1847 Francisco Godoy Calvo, otro importante fundidor y propietario minero compra por 2000 reales 40 pares de mulos de agua de las fuentes de la Acequia del Lugar, para los vaciaderos de sus minas.

Este cambio en los intereses económicos quizás explique también la negativa de los regidores de Laujar, enfrentándose a los alcaldes, a talar el encinar de este concejo en Sierra Nevada, en 1782. Su disparidad de opiniones probablemente estuviera en sus bases económicas.

Si los regidores laujareños pudieron salvar el encinar, probablemente fue por su lejanía al centro minero de Sierra de Gádor. No ocurrió lo mismo con los bosques de este macizo: en 1800 se contrata la producción de 30.000 @ de carbón para las Reales Fábricas del Presidio.

 

La profundización en las fuentes base para estas notas, actas capitulares y protocolos notariales, puede permitir un mejor conocimiento en el cambio de nuestro entorno medioambiental y del cambio de mentalidad a causa de nuevas actividades económicas.

 

Joaquín Gaona Villegas

15 de julio de 2003

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